Una semana de duchas frías te puede hacer sentir mejor que nunca. ¿Te atreves?
Antes de hablar de las duchas frías, te voy a contar una historia. Este enero, una compañera me preguntó si me gustaría meterme en el río Amstel con ella y un grupo de amigos. Hacía muchísimo frío, así que sabía que iba a ser una buena fuente de adrenalina. Antes de darme cuenta, me encontré en chándal a la orilla del río, un día gris y lluvioso. Nos quedamos rápidamente solo con el bañador y uno a uno empezamos a descender por la helada escalerilla hasta el agua aún más fría. El frío me golpeó como un tsunami y me dejó sin aliento. Automáticamente cogí aire, pensando que el choque del agua helada me había dejado el cuerpo sin oxígeno. Durante unos 20 segundos luché por volver a respirar, antes de salir del agua y arroparme con mi toalla, que ahora parecía infinitamente más cálida.
¿Suena horrible, verdad? Pues después me sentí increíble. ¡Rebosaba energía! ¡Estaba lleno de vida! ¡Me sentía capaz de todo! Estaba muy feliz, algo que no me suele pasar en lo más profundo del invierno. Así que me puse a perseguir esa sensación. Continué sumergiéndome en aguas heladas y empecé a ir a sesiones de crioterapia en una cámara seca y a temperaturas bajo cero porque, igual que las aguas heladas, estas también mejoran los niveles de energía y el estado de ánimo.
El problema es que meterse en aguas heladas y en cámaras de crioterapia no es lo que se dice fácil. Me habían contado que las duchas frías pueden tener el mismo efecto pero no estaba del todo convencido. Por eso recurrí a los expertos para descubrir si puedes lograr los mismos beneficios para tu bienestar con una ducha de agua fría en casa… La respuesta te va a sorprender.
Agua fría: Los beneficios
Los beneficios que yo realmente noté son solo la punta del iceberg, respecto a todos los que el frío tiene no solo en la mente, también en el cuerpo.
“La ciencia ha demostrado que las duchas frías pueden causar una vasoconstricción, el estrechamiento de los vasos sanguíneos, lo que puede ayudar a mejorar la circulación, beneficiando potencialmente la salud cardiovascular y promoviendo el suministro eficiente de nutrientes y oxígeno a varios tejidos del cuerpo”, afirma Abbas Kanani, farmacéutico de Chemist Click Online Pharmacy. “Las duchas frías también estimulan el sistema nervioso simpático, lo que se traduce en un mayor estado de alerta y una sensación de energía. Algunos estudios también indican que la exposición al frío podría también estimular la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores, lo que mejora el estado de ánimo y reduce los síntomas de la depresión”. Por eso me sentía tan bien después de meterme en el río.
Pese a que mucha gente teme ponerse mala si se sumerge en agua helada, la ciencia sugiere todo lo contrario. Sir Christopher Ball, cofundador de The Oxford Longevity Project, afirma que “las duchas frías estimulan el sistema inmune y por eso se ha demostrado que los que las usan tienen menos probabilidades de caer enfermos”. Abbas Kanani está de acuerdo con esta idea, “la exposición al frío activa la respuesta ante el estrés del cuerpo, por lo que aumenta el nivel de glóbulos blancos y puede potenciar la función inmunológica del cuerpo”.
Pero hay muchos más beneficios aparte de estos. “La exposición al frío se usa a menudo como una ayuda para recuperarse después de hacer ejercicio, porque se ha descubierto que este proceso puede ayudar a reducir la inflamación, el dolor muscular y el estrés oxidativo, lo que permite una recuperación más rápida y un mejor rendimiento,” afirma Kanani. “El agua fría también ayuda a cerrar los poros de la piel y a reducir la producción de sebo, algo positivo para la piel con tendencia al acné. Las duchas frías pueden incluso mejorar la salud y la apariencia general del cabello, con un mayor brillo y un menor encrespamiento”. ¿Te hemos convencido ya?
Cómo disfrutar de los beneficios del agua fría
Cuando hablamos de exponernos al frío, nadar al aire libre ofrece una manera completa de exponer todo el cuerpo al frío y los baños fríos permiten controlar la temperatura del agua y la duración, pero las duchas frías son la manera más fácil para que todos disfrutemos de sus beneficios. Pero antes de que te tires de cabeza, recuerda que hay que aclimatarse primero. “Yo recomiendo darse primero una ducha templada antes de bajar la temperatura hasta que el agua esté fría pero no helada. Empieza con un minuto y luego ve aumentando la duración,” sugiere el doctor Ross Perry, director médico de Cosmedics. “Muévete en la ducha para que el frío no se concentre solo en una zona de la piel. Y no es bueno empezar por la cara, porque esto podría desencadenar una respuesta refleja que baja el ritmo cardiaco y puede causar desmayos”.
¿Quieres datos específicos sobre la temperatura? Abbas Kanani recomienda ducharse con agua a unos 20 ºC de temperatura o menos para lograr los beneficios de la exposición al frío. “Lo mejor es experimentar con distintas temperaturas para ver lo que mejor te sienta a ti”.
Tony Pemberton, coach de epigenética, afirma que 3 minutos es la duración perfecta, así que puedes ponerte ese objetivo. “Solo ten cuidado de no hiperventilar”, nos avisa. “Es un buen momento para trabajar la respiración: prueba a respirar más lentamente para fomentar una sensación de calma”. Si quieres que sea un momento aún más mindful, sir Christopher Ball nos recomienda aprovechar “para pensar en los desafíos del día y la semana que tenemos por delante y mirarlos de manera positiva”.
Pero recuerda que las duchas frías no son para todo el mundo y no pasa nada. “Es importante que prestes atención a cómo responde tu cuerpo ante el agua fría”, afirma Abbas Kanani. “Si empiezas a sentirte muy incómodo, a tiritar mucho o a notar síntomas negativos, debes parar y entrar en calor, porque puede tener efectos adversos. Si tienes algún problema de salud, como problemas cardiovasculares o síndrome de Raynaud, es mejor consultar con un médico antes de darse una ducha fría”.
Prueba el desafío Rituals de las duchas frías
¿Quieres probar tú también? Apúntate al desafío Rituals de las duchas frías, de una semana de duración. Si nunca lo has hecho, empieza con tu ducha normal y luego baja la temperatura del agua durante 30 segundos el primer día y cada día aguanta un poco más de tiempo.
Día 1: 30 segundos
Empieza con un chorro breve de agua fría.
Día 2: 40 segundos
Hoy súmale 10 segundos. ¡Tú puedes!
Día 3: 1 minuto
¿Te notas animado? Hoy prueba con 60 segundos, centrándote en tu respiración, que sea lenta y controlada.
Día 4: 75 segundos
Son solo 15 segundos más hoy, no te olvides de respirar bien.
Día 5: 90 segundos
Hoy, mientras continúas con una respiración lenta y profunda, piensa en tres cosas por las que estés agradecido.
Día 6: 2 minutos
¡Ya casi has completado el reto! Hoy combina la respiración lenta con esto: piensa en diez cosas positivas que tengas en tu vida, como tus amigos, esas vacaciones que tienes reservadas o tu comida favorita. Antes de que te des cuenta, habrás acabado.
Día 7: 3 minutos
Vale, hoy vamos a por el gran final: estoy convencido de que lo vas a conseguir, pero si no logras aguantar los tres minutos, prueba de nuevo mañana. Durante todo ese tiempo, acuérdate de respirar lentamente y en profundidad, porque la respiración es tu mejor amiga en esos instantes. Hoy ponte tu canción alegre favorita, para potenciar esas hormonas de la felicidad y lograr llegar al final.
Las duchas frías son una manera muy sencilla de potenciar tu bienestar cada día, así que te animamos a continuar más allá de este desafío.
-
$18.00