Desde ahorrar dinero hasta calmar la ansiedad, cultivar hierbas tiene múltiples beneficios
Ensaladas caprese, pesto casero, menta para los mojitos de verano… Muchos platos no serían lo mismo si no estuviesen hechos con hierbas frescas. Todo el mundo está de acuerdo en que son mucho mejores que las secas, pero no todos saben que también tienen multitud de beneficios para la salud. Si ya estás pensando en bajar al súper a comprar unas cuantas, espera un momento. ¿Te has planteado cultivarlas en casa? Desde ahorrar dinero y recursos hasta fomentar el bienestar, cultivar hierbas es bueno para el cuerpo, la mente y el alma.
Buenas para el cuerpo
Siendo sinceros, las hierbas secas son muy prácticas (no tienes que preocuparte de que se te mueran, por ejemplo). Pero no siempre tienen todas las vitaminas que aportan las frescas. Por ejemplo, en comparación con las hojas de té secas (como las que vienen en las bolsitas), las investigaciones indican que las hojas frescas tienen cinco veces más de antioxidantes. Los beneficios también varían en función de la hierba específica, pero te dejamos aquí algunos ejemplos de hierbas y sus muchas bondades.
Cilantro
Te guste mucho o nada, lo cierto es que el cilantro está repleto de antioxidantes, que ayudan a eliminar los radicales libres del cuerpo, responsables de muchas enfermedades. Un estudio ha determinado que protege frente al envejecimiento causado por los rayos UVB (Los UVB son los rayos solares responsables de que nos quememos).
Menta
Esta hierba fresca contribuye a curar el dolor de estómago, los síntomas de la gripe y los dolores de cabeza.
Albahaca
La albahaca tiene potentes propiedades antiinflamatorias, y debe ser un imprescindible en tu dieta si padeces afecciones inflamatorias de la piel como el acné y la rosácea.
Perejil
¿Sufres de hinchazón? Añade un poco de perejil a tu dieta, porque es un diurético natural que te ayudará a aliviar los síntomas.
Romero
Los estudios han demostrado que las hojas de romero tienen potentes propiedades antivíricas, por lo que son ideales para potenciar tu sistema inmune o luchar contra las infecciones.
Buenas para el alma
Hay innumerables estudios sobre los beneficios que aporta la jardinería a la salud mental y ni siquiera necesitas un jardín para disfrutarlos. Te damos cuatro maneras de cultivar tus propias hierbas y mejorar tu bienestar.
1- Plantar y cuidar de tus hierbas es una actividad mindfulness y terapéutica. Requiere concentración, así que, aunque quisieras, no podrás pensar en tu lista de cosas pendientes. No te quedará más remedio que estar a solas contigo.
2- ¡La tierra contiene antidepresivos naturales! Un estudio ha determinado que hay un tipo de bacteria en la tierra, llamada mycobacterium vaccae, que, cuando se absorbe a través de las manos y los dedos, activa una parte del cerebro que produce serotonina.
3- Rodearte de los frutos de tu trabajo no solo te dará una sensación de satisfacción por tus logros, sino que, además, según varios estudios, estar rodeado de plantas ayuda a sentirse más calmado y relajado.
4- Las hierbas que compramos en las tiendas a menudo tienen pesticidas, vienen envueltas en plástico y tienen una importante huella de carbono fruto de su viaje hasta las tiendas. Por todo esto, las hierbas de cultivo casero son una opción más sostenible y un motivo más de orgullo personal. Además, ahorras dinero.
Manos a la obra (y a la tierra)
¿Ya tienes todo lo necesario? Hora de plantar las semillas. Te damos algunos consejos para hacerlo bien.
1- Si vas a cultivar tus hierbas en macetas en el interior, puedes empezar en cualquier momento del año. Pero, si lo vas a hacer en el exterior, el mejor momento es la primavera, cuando las temperaturas empiezan a subir y desaparecen las heladas.
2- Planta con cuidado las semillas, metiéndolas en la tierra a una profundidad del doble de su tamaño.
3- Asegúrate de que la maceta que uses tenga agujeros de drenaje y ponle unas piedras en la parte inferior para que absorban el exceso de agua y evitar que se evapore. Si no quieres hacer un estropicio, pon un plato debajo de la maceta.
4- ¡Colócalas en un sitio con luz! Esto es muy importante, porque las hierbas adoran el sol y necesitan como mínimo seis horas de luz al día. Busca tu ventana más luminosa y coloca allí tus macetas.
5- Mantén la tierra húmeda y riégalas con cuidado, para no ahogar las semillas al principio.
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