La vida actual puede ser abrumadora. Estamos expuestos a tanta información, online y offline, que nos puede costar filtrarla toda. Los días se nos pasan volando. ¿Alguna vez te has preguntado qué cosas verías si decidieras bajar el ritmo? Cuando de verdad te relajas, empiezas a notar los detalles. Tesoros escondidos que no podías ver porque te los tapaba todo ese ruido externo que nos rodea. Te mostramos cuatro cosas que solo vemos cuando reducimos el ritmo.
1. Las relaciones son como las fogatas
Conocido como el “monje de Twitter”, Haemin Sunim, antiguo profesor en una pequeña universidad y maestro zen, dedicó su libro ‘Lo que ves solo cuando estás en paz’ a este tema tan interesante. Con un millón de seguidores en Twitter y más de cuatro millones de copias vendidas en más de 35 idiomas diferentes, cómo “bajar el ritmo” es un tema que sin duda conoce muy bien.
El monje budista coreano Sunim vive en Seúl y enseña sobre temas vitales, desde el amor y la amistad hasta el trabajo, los objetivos de la vida y la espiritualidad. Sus consejos ayudan a mucha gente a encontrar la paz en el complejo mundo moderno. Sunim afirma que, cuando bajamos el ritmo, podemos practicar correctamente el arte de relacionarnos con los demás. Según este escritor, podemos comparar las relaciones con una fogata. Si nos sentamos demasiado cerca, recibimos demasiado calor e incluso podemos quemarnos. Y, si nos sentamos demasiado lejos, no notamos el calor. No importa lo bien que te lleves con alguien, si nos acercamos demasiado, acabaremos sintiéndonos atrapados e irritados. Es decir, para tener unas relaciones sanas, el equilibrio es la clave. Para dar y recibir amor, ya sea a nivel romántico o de amistad, necesitas desconectar de vez en cuando. Solo puedes conocer el estado real de una relación si tienes la mente clara y en paz. Y, lo que es más importante, lo que necesitas hacer para reforzar esa unión.
2. Todas las formas de las nubes
Las verás con frecuencia cuando levantas la vista hacia el cielo. Las nubes tienen infinidad de formas y tamaños. Algunas están muy cerca del suelo y otras están tan altas que un avión apenas puede pasar por encima de ellas. ¿Alguna vez te has parado a mirar el cielo con atención?
Si lo haces, te sorprenderás de los muchos y diferentes tipos de nubes que hay. Si las dividimos en categorías, distinguimos los cirros, cúmulos, estratos y nimbos, entre otras. Un truco extra: mirar hacia arriba nos resulta a muchos muy meditativo y relajante al combinarlo con el siguiente ejercicio mindful:
Visualiza tus pensamientos como nubes
Míralos sin juzgarlos y sin expectativas
Déjalos que floten, sencillamente
Nota cómo la mente se sumerge en un estado de calma
Baja el ritmo y permítete no hacer nada durante un rato
3. La belleza de un plato
Cuando vamos con prisa, comer es algo que hacemos de manera automática, sin pensar. Comerse cualquier cosa entre el trabajo, el gimnasio, la guardería y las tareas del hogar puede ser funcional, pero sin duda te obliga a perderte muchas cosas.
Intenta comer de manera mindful, dedicando tiempo a emplatar la comida de manera cuidada y disfrútala con los ojos, además de con el gusto. Encuentra formas divertidas entre los espaguetis, nota el intenso color amarillo del pimiento o la luz que refleja el aceite de oliva en el plato. Presta atención a lo mucho que te gusta tu comida y, además, nota cómo el pulso se relaja. Al no limitarte a tragarte la comida sin pensar, automáticamente “comes” menos oxígeno con cada bocado y tendrás una sensación de calma en el cuerpo, la mente y el alma.
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4. Arte escondido
Ciudades como Ámsterdam, Londres y Berlín están llenas de arte escondido. Muchas fachadas, parques y calles están tan llenas de arte que podríamos considerarlos un museo al aire libre. Instalar obras de arte en espacios públicos y en edificios es ya una tradición desde principios del siglo pasado. El resultado son unas ciudades con una extraordinaria colección de arte en exteriores.
La mayoría del tiempo vamos corriendo del punto A al punto B, pensando solo en llegar a tiempo antes de que cierren la tienda a la que quieres ir. Nosotros te animamos a que ajustes tu paso y vayas un poco más despacio. Te sorprenderán todas las preciosas obras de arte, así como los propios edificios, que no habías notado pese a todas las veces que habías pasado por allí. Bajar el ritmo y prestar atención a lo que te rodea puede ser todo un regalo para los sentidos. Te darás cuenta de que no necesitas comprar una entrada para disfrutar de preciosas obras de arte.
Consejo: ¿Buscas obras de un artista específico en la ciudad? Visita la web oficial de esa localidad para ver todo lo que necesitas saber sobre el artista y sus obras.
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