En nuestra búsqueda de la felicidad, solemos centrarnos en las cosas más monumentales de la vida, como conseguir el trabajo de nuestros sueños o tener una boda de cuento de hadas. Pero no importa lo bien que todas esas cosas nos hagan sentir, porque los arrebatos de alegría intensa que nos proporcionan se desvanecerán cuando el entusiasmo desaparezca. Por lo tanto, no te juegues la felicidad con los grandes éxitos y acontecimientos. En su lugar, entrénate en el arte de encontrar la felicidad en los pequeños detalles.
Como normalmente estamos concentrados en las grandes cosas de la vida, solemos pasar completamente por alto los pequeños detalles que nutren nuestro cuerpo, mente y alma. A diferencia de los grandes acontecimientos y logros que nos permiten alardear, son los pequeños detalles los que pueden aportarnos una felicidad auténtica y duradera. No estamos hablando de esa fiebre fugaz de placer, sino de una profunda sensación de bienestar que nos sustenta en los buenos y en los malos momentos. En la realidad actual, es aún más importante ser proactivos, crear y apreciar estos pequeños momentos de felicidad.
APRENDE A DISFRUTAR DE LOS PEQUEÑOS DETALLES CON CINCO HÁBITOS NUEVOS
¿No sabes cómo disfrutar de las pequeñas alegrías de la vida? Te desvelamos cómo puedes empezar a incorporar la felicidad duradera en tu vida hoy mismo.
1. Sé consciente de los pequeños momentos
Saborea esos pequeños momentos que a veces pasan desapercibidos, especialmente en momentos de crisis. Si eres consciente de los pequeños detalles que pueden parecer banales o insignificantes, como lavar los platos juntos después de una cena o meterte en la cama después de cambiar las sábanas, te estás abriendo a la felicidad que esos pequeños momentos pueden aportarte. En palabras del escritor Robert Brault: «Disfruta de los pequeños detalles, porque un día echarás la vista atrás y te darás cuenta de que eran los que de verdad importaban».
2. Practica la gratitud
Expresar con regularidad por qué te sientes agradecido en la vida te hace más feliz. Se ha demostrado que la gratitud tiene efectos positivos en nuestro bienestar físico y mental, ya que incrementa las hormonas de la felicidad del cerebro, reduce los niveles de estrés y mejora el sueño. Entonces, ¿por qué no practicar una rutina de gratitud de dos minutos cada día? Hazte con una libreta que se convertirá en tu diario de gratitud personal y anota por qué te sientes agradecido cada día.
3. Cuida de los demás
Los neurocientíficos han descubierto que llevar a cabo acciones de bondad y compasión tiene un efecto estimulante en los centros cerebrales del placer y la recompensa. Pero, en realidad, no necesitamos exámenes cerebrales para saber que ayudar a los demás nos hace sentir más felices. Ser amable con la familia, los amigos e incluso con los desconocidos abre muchas posibilidades para estrechar los vínculos con significado y hacer nuevos amigos.
4. Trátate a ti mismo como a un amigo
Ser amable con uno mismo es igual de importante que serlo con los demás a la hora de sentirse feliz. Trátate como tratarías a un buen amigo. Prepárate un té caliente para combatir el frío, no te juzgues, dedícate tiempo, mima tu cuerpo, acepta tus imperfecciones y quiérete con todo el corazón.
5. Refuerza tus vínculos
Reserva tiempo suficiente para pasarlo con tus seres queridos, planifica un brunch con tus amigos o un día con tus padres o hermanos. Lo importante es estar presente en tus relaciones con los demás. Recuerda que las interacciones y conversaciones positivas potenciarán tus niveles de oxitocina, conocida como la hormona de la felicidad, que además reducirá los niveles de estrés.
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