Desintoxicación digital: cómo te relaja estar en la naturaleza

La vida moderna nos obliga a estar conectados las 24 horas del día, todos los días. Conectados al trabajo, a los demás. Estamos siempre online, siempre disponibles. No es de extrañar que estemos saturados. Parece que ha llegado el momento de volver a la naturaleza, aunque sea durante un tiempo.

 

Nos guste o no, nuestras vidas están saturadas de información. No nos dejan de llegar datos. De todos sitios. La mayoría de nosotros ni siquiera se plantea huir de la conectividad de la vida moderna.

 

Ritmos circadianos

La propia ciencia nos demuestra los beneficios de desconectar literal y metafóricamente. La exposición a la luz azul durante el día nos ayuda a mantener un ritmo circadiano saludable, el ciclo natural de nuestro cuerpo de sueño y vigilia.

 

No obstante, un exceso de luz azul proveniente de las pantallas de nuestros dispositivos puede alterar nuestros niveles de melatonina, rompiendo nuestro ciclo del sueño y provocando insomnio y cansancio. No solo nuestros cerebros están saturados; nuestros cuerpos también sufren. ¿Te ha dolido alguna vez el cuello después de pasarte horas delante de una pantalla? ¿Has tenido fatiga ocular? ¿Se te ha caído el cabello? Es hora de que interpretemos las señales que nos da nuestro cuerpo.

 

Desintoxica tus sentidos

Te proponemos algo. Plantéate desconectar del mundo y marcharte al campo por un tiempo, sea como sea, al menos una vez al año. Luz natural, aire fresco, nada de wi-fi, televisión, distracciones, ni siquiera electricidad. La ocasión y el momento perfectos para reflexionar sobre tu vida: de dónde vienes y hacia dónde quieres ir. Está demostrado que después de unos días alejados del ruido tecnológico de nuestras vidas diarias, empezamos poco a poco a desconectar. Nuestra postura cambia, nuestra respiración se ralentiza y la calma llega a nosotros. Alinearnos con los ritmos de la naturaleza supone un reseteo para nuestro cuerpo y nuestra mente. Nos permite volver a conectar con nosotros mismos.

 

 

Entre los árboles

El contacto con la naturaleza contribuye a una mejor salud mental y física. Cuanto más tiempo pasemos rodeados de verde, más felices y sanos estamos. Huye al campo, aléjate de la vida urbana. La desconexión que ello supone bajará tus niveles de estrés, aumentará tu positividad, mejorará tu capacidad de atención, reducirá tu ansiedad y las inflamaciones, entre otras tantas cosas.

 

El concepto japonés de shinrin-yoku, o «inmersión en el bosque», es un bonito ejemplo de cómo encontrar la alegría en la naturaleza, de cómo la naturaleza nos «cura». Se dice que el Shinrin-yoku nos abre los sentidos, agudiza nuestra atención y nos ayuda a encontrar maneras mejores de conectar con el mundo que nos rodea.

 

Tal y como el filósofo ambiental John Muir escribió en 1901,

 

"Miles de personas cansadas, agitadas y saturadas de civilización se están dando cuenta de que ir a las montañas es como ir a casa, de que necesitamos naturaleza".

 

El sol sobre la piel, la brisa en el pelo, las luces de unas velas, el fuego de una chimenea, el preciado silencio, son regalos que nos podemos hacer a nosotros mismos y que cambiarán nuestras vidas.

 

El planeta necesita desesperadamente más personas que cultiven la paz, contribuyan a la salud del alma, narren historias inspiradoras y transmitan amor en todas sus dimensiones

Su santidad el Dalai Lama

 

Desconecta

Haz las maletas y dale al botón de reiniciar. Aquí tienes algunas sugerencias que te ayudarán a cargar las pilas.

 

Japón: los remotos y primitivos bosques de la isla japonesa de Yakushima son famosos por sus extraordinarios cedros y sus cálidas primaveras. Este hermoso paraíso virgen es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

 

Noruega: la vasta tundra de las islas Svalbard ofrece la oportunidad de hacer senderismo, contemplar las auroras boreales o viajar en un trineo tirado por perros.

 

Montenegro: el Parque Nacional de Durmitor es conocido por sus espectaculares cañones y la práctica de senderismo, escalada, montañismo y canoa. Otra opción es no hacer nada y simplemente contemplar la naturaleza. Puede que incluso veas un oso...

 

EE. UU.: el río Snake, en el cañón Hells (Idaho), ofrece la posibilidad de practicar rafting de aguas bravas o dormir en una cabaña en medio del bosque.

 

Si lo prefieres, también puedes acampar bajo las estrellas. Tu cuerpo y tu alma te lo agradecerán.