Desde tímidos susurros hasta potentes discursos, compartir historias ha ayudado a estas mujeres a encontrar su voz.
En un mundo que ignora muchas voces, contar historias siempre ha sido una potente herramienta para conectar, sanar y expresarse. Pero, para un grupo de mujeres de la comunidad Tiny Miracles de Bombay, contar sus historias bse ha convertido en algo mucho más profundo, un camino para el autodescubrimiento y para forjar vínculos que durarán toda la vida. Este viaje habla sobre cómo encontrar la propia voz en más de un sentido.

Un nuevo tipo de escenario
Desde 2002, Tiny Miracles apoya a las mujeres de comunidades pobres de Bombay en todo lo que necesitan, desde tener una fuente de ingresos hasta la atención sanitaria o la educación. Para muchas de estas mujeres, vivir en las zonas más pobres de Bombay supone todo un reto. Con la iniciativa “Historias de Ella”, Tiny Miracles quiere apoyarlas en algo que va más allá de sus necesidades básicas. “Está demostrado que ser capaz de poner la propia vida en contexto y hablar sobre ella tiene un fuerte potencial sanador. La mayoría de las mujeres que trabajan para nosotros normalmente nunca han pensado en la historia de su vida, no creen que sean dignas de ser contadas y escuchadas”, explica Siddhartha Menon, director creativo de Tiny Miracles. “‘Historias de Ella’ se centra, básicamente, en dar un espacio a las mujeres que nunca lo han tenido”. Durante este taller, se les proporcionó un escenario y un micrófono, y compartieron historias que, hasta ese momento, nunca se habían contado.
Un viaje de transformación personal
Al frente del taller estuvo Mehak Mirza Prabhu, storyteller profesional y coach de vida. Mehak lleva mucho tiempo sumergida en el mundo del storytelling o las historias, que cambió su vida antes de empezar a usarlo para transformar las vidas de los demás. “El storytelling llegó a mi vida cuando estaba en un momento muy bajo”, explica. “En cierto modo, me salvó. Empecé a sanar cuando fui capaz de contar mi historia”. A partir de esa experiencia personal, Mehak empezó a darse cuenta de que contar historias no solo era un entretenimiento, también tenía la capacidad de transformar y empoderar. Su objetivo para las mujeres de Tiny Miracles era compartir este regalo, no solo como una destreza, también como una manera de sanar. “Para mí, el storytelling no solo es contar una historia para entretenerse. Se trata de servirte de ella para transformarte o para sanar”, afirma Mehak. Esta filosofía es la esencia de sus talleres con estas mujeres.
En sus propias palabras: Tiny Miracles y Tisha Pardeshi
Del silencio a la fortaleza
Cuando Mehak conoció por primera vez a las mujeres de Tiny Miracles, muchas de ellas tenían una actitud reticente o tímida. “Prácticamente me susurraron sus nombres”, recuerda Mehak sobre su reticencia inicial a hablar. Describe lo nerviosas que estaban muchas de ellas ante la perspectiva de contar su historia. “Se cogían de las manos con fuerza. Muchas de ellas pensaban que sus historias no eran lo suficientemente importantes como para contarlas. Creían que nadie querría escucharlas”.
El taller duró cuatro días y culminó con una presentación al final, donde se les animó a compartir sus historias Durante esos cuatro días se produjo algo maravilloso. Poco a poco, estas mujeres empezaron a abrirse. A través de cuidados ejercicios, Mehak las ayudó a superar las barreras internas que las habían mantenido en silencio hasta ahora. “No hay una lista de pasos que debes seguir para contar tu historia, porque superar las barreras es distinto para cada persona. Por eso fuimos muy poco a poco. El primer día el objetivo era abrirse un poco y compartir algo, aunque solo fuera una pequeña anécdota”, comenta. “Empezamos a ver lo que hace de cada persona un individuo”.
Cuando llegó el último día, estas mujeres fueron capaces de subirse al escenario, compartir sus historias con orgullo y con pleno conocimiento del poder que tenían sus propias experiencias. Mehak recuerda lo increíble que le resultó ver a mujeres que pasaron de no abrir la boca a subirse al escenario, con un micrófono en la mano, y compartir historias muy personales. “Había una chica muy joven que se negó a hablar durante todo el primer día del taller”, recuerda Mehak. “Nada de lo que yo intentaba funcionaba, no abrió la boca. Pero el último día, esa misma chica se subió al escenario con un precioso vestido rojo y dijo una frase en hindi que significa ‘me da igual lo que piense la gente’. Me sentí muy orgullosa, me encanta cuando la gente se transforma así”.
Forjar vínculos a través de las historias
Para las mujeres de Tiny Miracles, contar historias era más que un mero ejercicio de autoexpresión. Era una manera de forjar vínculos duraderos dentro de su comunidad. Mehak afirma que para ella esta es la parte más poderosa del taller. “Poco a poco empezaron a establecer lazos mientras compartían sus experiencias. Veía cómo se iban abriendo. Se reían, lloraban. Podían ser vulnerables sobre el escenario y se daban cuenta de que no corrían peligro por ello”. Una de las participantes, Hema Tele, habló sobre cómo perdió a su hijo y trajo una cosa suya al escenario. Rompió a llorar en medio de la historia. Sin embargo, esperó a que se le pasaran las lágrimas y, con la ayuda de sus compañeras, logró terminar. “Fue un momento muy inspirador”, explica Mehak.
Esa sensación de conexión y apoyo mutuo también superó las puertas del taller. “Era importante transmitirles que esto era algo que podían hacer cuando yo no estuviera también”, explica Mehak. “Les expliqué que si una de ellas rompía a llorar en el escenario era importante que terminara la historia, pero que las demás podían subirse a su lado y apoyarla porque, mañana, cuando yo me haya ido, se seguirán teniendo las unas a las otras. No deben perder nunca ese vínculo. Es algo que va más allá del ejercicio”. Nandini, otra de las mujeres del evento, nos habló de los vínculos increíbles que ha creado con el resto de participantes. “Conté una historia de las amigas que he hecho en Tiny Miracles”, nos comenta. “Les estoy muy agradecida. Primero estaba muy nerviosa pero, después de practicar, tenía la sensación de que podía contárselo a todo el mundo. Me ha encantado escuchar las distintas historias, ha sido muy emotivo”. Mehak se aseguró de que las mujeres entendieran que no estaban contando las historias solo por ellas mismas. Tenían que darse cuenta de que al compartir sus experiencias estaban ayudando a otras que podían estar pasando por lo mismo. Iba más allá de los aplausos o el entretenimiento. “Se trata de crear una comunidad fuerte que perdure después de cualquier evento puntual”, afirma Siddhartha.
Empoderamiento a través del storytelling
La iniciativa “Historias de Ella” forma parte del nuevo Empowerment Engine de Tiny Miracles, un innovador programa holístico que ayuda a empoderar a la comunidad y a que todas las voces sean escuchadas. Lo que Mehak presenció en esas mujeres refleja lo que ha visto una y otra vez en sus talleres de storytelling en distintos grupos, desde CEO de grandes empresas hasta las comunidades más pobres. “Todos somos humanos. Los motivos y las situaciones pueden ser distintas pero, en un nivel básico, todos compartimos las mismas emociones, los mismos miedos y las mismas dificultades. Mi mayor miedo puede ser volver a casa sola de noche. El mayor miedo de estas mujeres puede ser que les entre un leopardo en casa, pero lo bonito es que todas somos iguales”. Contar historias es una parte fundamental de la experiencia humana. Compartir tu historia con los demás es la manera más sencilla de sanar, conectar y cambiar las cosas. Para Tiny Miracles, cada historia es un paso más para lograr unas comunidades más seguras de sí mismas y empoderadas.
¿Quieres mejorar tu capacidad para contar historias? Lee aquí nuestra guía.
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