Después del invierno, cuando empieza a volver el color a la naturaleza y el sol comienza a despuntar entre las nubes, el cuerpo nos pide empezar de nuevo y ordenar nuestros hogares para la nueva estación.
La limpieza como autocuidado puede parecer un concepto reciente, impulsado por influencers del orden como Marie Kondo, pero la tradición de realizar una limpieza a fondo en primavera tiene orígenes muy antiguos. Está presente en la mayoría de continentes y culturas y en todas representa una manera de deshacerse de lo malo y atraer lo nuevo.
Antes del Año Nuevo lunar, por ejemplo, que marca el fin del invierno y el inicio de la primavera (este año cae el 1 de febrero), en China tienen la costumbre de realizar una ceremonia de limpieza en casa, conocida como da sao chu, para que tanto el hogar como sus ocupantes estén libres de mala suerte. Además de limpiar, también se trata de terminar proyectos y arreglar lo que está roto. La casa tiene que estar impoluta cuando llegue el nuevo año, porque durante los 16 días de celebración no se puede limpiar nada, para no eliminar la buena suerte que ahora inunda la casa.
Nowruz, la tradición iraní de la limpieza de primavera, se centra en proyectos más grandes, como limpiar las alfombras, pintar la casa o limpiar el desván. Con el significado de “agitar la casa”, Nowruz defiende la limpieza como una fuerza muy potente para mantener alejados a los malos espíritus antes de Naw-Rúz, el primer día del calendario Baháʼí, el 21 de marzo.
Y antes de Pésaj (este año del 15 al 23 de abril), que rememora la liberación de los judíos esclavos en Egipto, se debe eliminar hasta la última miga de chametz (alimentos con cereales fermentados). Este proceso de limpiar a fondo se denomina hacer una limpieza “kosher”, como explica Lise Stern en How to Keep Koshering. El proceso consta de dos días: primero se limpian los artículos y, 24 horas después, se esterilizan.
Por supuesto, el concepto de limpieza de primavera también es muy popular en Occidente. Como señala el historiador Lawrence A. Kreiser Jr, “la limpieza de primavera era un ritual anual en los hogares estadounidenses en la década de 1870”. Las técnicas tradicionales en Gran Bretaña incluyen usar pan duro para refrescar el papel de la pared y leche desnatada para limpiar los suelos de piedra, según la organización conservacionista The English Heritage. Pero sin la promesa de una gran celebración posterior, como pasa con la fiesta del Año Nuevo lunar en China, las limpiezas profundas occidentales normalmente se han asociado más con la monotonía y la servidumbre que con la alegría y la gratitud.
Hasta ahora. Bestsellers de autores como Kondo, Thich Nhat Hanh, nominado al Premio Nobel de la Paz y el monje budista japonés Shoukei Matsumoto han difundido el mensaje de que darle una vuelta a las tareas obligatorias puede tener efectos muy positivos en nuestro bienestar personal, más allá de fomentar el orden.
“Creo que nuestros hogares son una representación física de nuestro bienestar emocional y también nuestro mayor tablero de visión”, coincide Tamu Thomas, fundadora de la empresa de coaching y bienestar holístico Live Three Sixty (livethreesixty.com). “Nuestro hogar es nuestro refugio, y un ambiente limpio y ligero crea una sensación de recuperación y sanación”.
Antes de embarcarse en un nuevo proyecto vital, Tamu realiza una limpieza profunda. “Así, mi casa no solo está preciosa, sino que, como una buena limpieza cambia también la energía de nuestros hogares, noto que mi energía personal aumenta”. Además, quema incienso “para limpiar y alejar la energía negativa”.
Conectar la limpieza con lo espiritual es algo que también nos anima a hacer Shoukei Matsumoto, autor de A Monk's Guide to a Clean House and Mind. En su obra, describe cómo los monjes del templo comienzan el día barriendo, no porque el suelo esté sucio, sino como un proceso simbólico para eliminar la tristeza de sus corazones. Además de ser una visión muy poética, no nos vendría mal un poco menos de tristeza en el mundo. La ciencia también nos confirma que limpiar ayuda a mejorar el estado de ánimo. Un estudio de Princeton ha descubierto que el desorden y la suciedad pueden tener un impacto negativo en nuestra capacidad para concentrarnos o procesar información. Por su parte, un estudio de la UCLA ha demostrado una correlación entre los niveles de estrés de las mujeres y el desorden de sus hogares. Por otro lado, una investigación del Happiness Institute ha descubierto que el 73 % de las personas que están felices con su hogar también lo están en la vida.
Vicky Silverthorn, organizadora profesional de YouNeedAVicky.com que ha trabajado con clientes como la cantante Lily Allen y autora de Start With Your Sock Drawer, afirma que una buena sesión de limpieza puede “ayudarnos a sentir que tenemos el control de nuestro hogar, lo cual es especialmente importante cuando no tenemos el control de lo que sucede fuera de él”.
En algunos casos puede cambiarnos la vida, como descubrió la organizadora Katrina Hassan (sparkjoylondon.com). “Creo firmemente que ordenar la casa tiene la capacidad de transformar nuestra vida, sobre todo porque poner orden entre las posesiones físicas puede traducirse en una mayor claridad de pensamientos. A veces, la vida que quieres está enterrada bajo todo lo que posees”.
Entonces, ¿cómo podemos transformar lo cotidiano en algo que aporte magia a nuestra vida? Te explicamos cómo hacer una limpieza de primavera con alma:
Vive el presente
Apaga el pódcast y deja de soñar despierto. Thich Nhat Hanh afirma que necesitamos estar completamente presentes en el momento para sentirnos vivos de verdad. Si fantaseamos con la taza de té que nos vamos a tomar cuando acabemos la tarea, “nos proyectamos en el futuro y no somos capaces de vivir ni un minuto del presente”.
No empieces demasiado a lo grande
“Comienza por una tarea pequeña, como despejar el cajón del maquillaje, porque puede ser un ejercicio mindful”, afirma Silverthorn. “No tienes que pensar en nada más; te centras en la tarea en cuestión y conviertes un problema en una solución”. Si intentas abarcar demasiado de una sola vez, como ordenar todo el armario, por ejemplo, “puede ser estresante”, nos comenta. “Es más fácil distraerse o dejar la tarea a medias”.
Aprovecha el poder de la rutina
Shoukei Matsumoto nos recomienda crear un hábito cuando empecemos a limpiar. “En mi caso, rezo y canto un pequeño mantra… Una vez se convierte en tu rutina diaria, te protege de lo negativo. Las rutinas tienen mucho poder”. Prueba a encender velas o usar productos de limpieza con un aroma alegre, para que esos momentos cotidianos sean aún más especiales.
Encuentra una conexión
Marie Kondo aconseja quedarnos solo con lo que nos despierte alegría. “Si algo te produce alegría, puedes sentirte emocionado, reconfortado, en calma o nostálgico”, dice Hassan. “Puede que tengas ganas de contar la historia que esconde ese objeto. Aférrate a esos sentimientos, porque es algo que debes reproducir en todo lo que tengas en casa”.
Acepta su futilidad
A veces parece que las tareas del hogar no tienen fin, pero, según Matsumoto, esa es una buena lección de vida. Para los monjes budistas de Japón, el soji o la limpieza, nunca termina. “Del mismo modo que las hojas vuelven a caer justo después de barrer, los deseos empiezan a acumularse en cuanto despejas la mente. Seguimos limpiando la tristeza de nuestros corazones, pese a saber que nunca desaparecerá del todo”.
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