El hogar es el lugar más seguro para nosotros, el refugio al que volver al final del día y donde desarrollamos nuestras rutinas más personales y profundas. Cuando tratamos a nuestro hogar como se merece, nos encargamos de crear un entorno que nos resulte agradable, nos aporte serenidad y energía para el resto de aspectos de nuestra vida. Hay muchas maneras de diseñar y decorar nuestros hogares: con colores vivos o neutros, cargado de decoración o minimalista, de alto estándar o bajo presupuesto. El concepto japonés de wabi-sabi apuesta por convertir nuestra casa en un espacio cálido y acogedor para todos pero, especialmente, para nosotros mismos.
No resulta fácil resumir el concepto de wabi-sabi pero, básicamente, defiende capturar la perfección de lo imperfecto. Celebra los efectos del paso del tiempo, la tranquilidad y sencillez de la naturaleza, el carácter no permanente y la ambigüedad de la vida. Al atender a los principios del wabi-sabi para decorar nuestro hogar, aportamos la sabiduría de la naturaleza en nuestros espacios más queridos: Haz más con menos. Relájate. Vive de manera honesta. Muévete con un propósito. Presta atención. Encuentra la belleza en lugares inesperados.
Pero estas ideas aparentemente sencillas se vuelven más complejas si las aplicamos al entorno en continuo cambio de nuestros hogares y el ajetreo de la vida diaria. Si tu hogar se parece en algo al mío (es decir, sometido a un pequeño y encantador tirano que arrasa con todo lo que encuentra a su paso), cada hora que pasa se acerca más al caos, hasta que al final del día no parece un refugio sino una fuente de estrés. Esta realidad es la que hace que el concepto de wabi-sabi resulte tan necesario para hacer frente al desorden y devolver nuestro espacio y nuestras almas a lo que de verdad importa.
¿Adónde nos lleva la filosofía wabi-sabi? Nos aleja de objetivos agotadores como el perfeccionismo, el estatus y lo establecido, y nos acerca a unos hogares que son realistas y agradables. Nos guía hacia un hogar que evoluciona, con elementos que nos divierten y nos inspiran, sirviéndose de lo que la naturaleza nos regala para adornarlo y embellecerlo. Nos recuerda que los objetos pueden ser bonitos (o raros o particulares) por el mero hecho de serlo y no necesitan tener una utilidad convencional. A la vez, nos dice que los objetos utilitarios también pueden resultar bellos. Nos sugiere que la medida del éxito impuesta por la sociedad puede ser distinta a la nuestra. Wabi-sabi nos anima a disfrutar de las cosas que tenemos pero sin permitir que nos definan. Esta perspectiva cambia nuestra mente y vemos que vivir de manera sencilla y ligera sobre esta Tierra puede ser más gratificante que estar siempre a la caza del siguiente objeto de lujo. Leonard Koren, amante del wabi-sabi, escribe: «Quédate con la esencia pero no elimines la poesía».
Y es poesía lo que buscamos, en mi opinión. Queremos hogares poéticos y cálidos, divertidos e íntimos, y no lo podemos conseguir con espacios sin aire y constantemente preparados para mostrar solo objetos nuevos y relucientes. Deja que tu casa respire y evolucione y tenga una belleza propia y única, incluso si tiene objetos que muchos encontrarían feos. Repara, reutiliza y reimagina tus preciadas posesiones una y otra vez. Da las gracias por las pequeñas dosis de caos porque con frecuencia indican una vida plena. Acepta las imperfecciones y particularidades de tu hogar.
Porque, igual que pasa con amigos y familiares, son esas particularidades las que nos hacen amarles. Reparte ese mismo amor por cada esquina de tu hogar, llenándolo de plantas, fotos y posesiones que te gustan simplemente porque te hacen rememorar a seres queridos y lugares especiales, o porque te recuerdan quién eres, día tras día. En mi hogar, esos objetos incluyen regalos de amigos de todo el mundo, recortes de revistas pegados en la pared, collages realizados años atrás, ramos de flores, libros preciados, telas vintage, sillas desparejadas de todos los tamaños e infinidad de trocitos de vida cotidiana que he ido recogiendo a lo largo de mi existencia.
Pese a que no verás estos objetos en los blogs de diseño interior, son lo que nos hacen humanos y nos recuerdan el perfectamente imperfecto camino que cada uno de nosotros ha recorrido. Y eso es parte de lo que sugiere el wabi-sabi: la belleza que nace cada vez que llegamos a un hogar que nos recuerda lo perfectamente imperfectos que somos.