Ya sea procrastinar, darle vueltas a algo o no dejar de compararte, seguro que haces cosas que le roban energía a tu mente. Te enseñamos a superarlo.
Se calcula que un adulto típico toma 35 000 decisiones al día, algunas de ellas correctas y otras inevitablemente erróneas. Con tantas decisiones que tomar, es normal que, a veces, en vez de lidiar con lo que tenemos delante, perdamos tiempo y energía en darle vueltas a algo o nos quedemos paralizados ante una situación que nos abruma, sobre la que no sabemos cómo actuar, y acabemos procrastinando. También tendemos a compararnos y a proyectar las decisiones que han tomado otras personas en nosotros mismos. Pero, si tomamos las riendas de nuestros pensamientos, podemos recuperar parte de esa energía y emplearla mejor. Hemos hablado con Victoria Joy, coach de vida y claridad que se especializa en ayudar a las personas a tener una vida más sencilla, para que nos explique cómo podemos aumentar nuestra energía mental de una vez por todas.
Cómo dejar de darle vueltas a las cosas
Joy cree que darle vueltas a las cosas se confunde a menudo con la ansiedad. “La ansiedad es un trastorno reconocido de la salud mental. Darle vueltas a las cosas es pensar demasiado en situaciones, elecciones o personas, de manera poco útil y que nos hace gastar energía de manera totalmente innecesaria”. También cree que pensar demasiado no es un rasgo de la personalidad, sino un hábito que se puede cambiar una vez somos conscientes de que nuestras ideas y la manera de pensar en ellas está bajo nuestro control.
“La sobrecarga cognitiva existe de verdad, así como la fatiga derivada de la toma de decisiones. Suelo usar el ejemplo de las pestañas abiertas en el navegador, que es lo mismo que nos pasa en el cerebro”. ¿Cómo puedes cerrar algunas de esas pestañas para liberar algo de energía y tener una mayor claridad para pensar? “Primero necesitas automatizar las decisiones que tienes que tomar con más frecuencia. Así, podrás establecer hábitos que te ahorrarán tener que darle vueltas a las cosas. Por ejemplo, si tiendes a pensar demasiado en qué te vas a poner al día siguiente, limita tus opciones, crea un armario cápsula y planifica lo que vas a llevar la noche antes. Barack Obama explica que solo lleva dos tipos de trajes porque tiene que tomar decisiones más importantes. Si ves que pasas mucho tiempo delante del frigorífico pensando qué comer, planifica tus comidas para la semana, para que solo tengas que ir una vez a la compra y la decisión esté ya tomada”.
Una vez que hagas esto con las decisiones diarias, puedes aplicar la misma estrategia con cosas más grandes. “Si estás pensando en reservar unas vacaciones, limita tus opciones y toma las decisiones de una en una. ¿Hotel o apartamento? ¿Una semana o dos? ¿Media pensión o todo incluido? Así llegarás a un punto en el que tomar decisiones te parezca más manejable”.
A menudo damos vueltas a las cosas porque siempre buscamos los mejores resultados posibles. “Pensar demasiado está muy vinculado con el perfeccionismo”, afirma Joy. “No nos atrevemos a tomar decisiones porque queremos que todo salga perfecto, pero eso es algo insostenible e innecesario. Da un paso atrás y mira en qué estás gastando demasiada energía en vez de simplemente tomar una decisión directamente. Y, si es la equivocada, no pasa nada. Aprende de ello y sigue adelante”.
Consejo mindful para ahorrar energía: Planifica tu ropa o tus comidas para la semana siguiente y mira qué efecto tiene en tu nivel de energía mental a diario.
Cómo dejar de procrastinar
Procrastinar consiste en posponer tareas grandes o difíciles haciendo otras más sencillas o divertidas, pese a que eso solo retrasa lo inevitable, porque lo difícil va a tener que hacerse en algún momento. La procrastinación también está muy relacionada con querer hacer muchas cosas a la vez: cuanto más ocupados estamos, más productivos pensamos que somos. Pero lo cierto es que los humanos no están diseñados para el “multitasking”. “Hay estudios increíbles que demuestran que el cerebro humano no está pensado para hacer varias cosas a la vez pero, como acabamos haciendo justo eso, tardamos más en hacer las cosas, nos estresamos más y tendemos a cometer más errores. El mero hecho de reconocerlo nos ayuda a superarlo”.
Pero seguimos teniendo que hacer muchas cosas. ¿Qué nos recomienda hacer Joy cuando nos sentimos abrumados por lo que tenemos por delante? “Dedica cinco o diez minutos al inicio del día a organizar tu jornada. Divídela en horas o segmentos y crea un plan para usar tu energía de manera eficiente. Esos diez minutos serán muy útiles durante el resto del día, te lo prometo”. Muchos de nosotros sabemos que nuestros niveles de energía suben y bajan de manera natural. Así que, por ejemplo, no dejes esas tareas más desagradables para la tarde, cuando solemos estar cansados.
Así, tomarás las riendas de tus niveles de energía, algo que Joy afirma que debemos hacer también cuando caemos en las garras de la procrastinación. “A lo mejor necesitas decirte que simplemente tienes que hacer lo que tienes que hacer, aunque sea solo vaciar el lavavajillas. Hazlo y hazlo por completo, para pasar a otra cosa y olvidarte de ello”.
También cree que la tecnología tiene un papel fundamental. “Los dispositivos están diseñados para distraerte”, afirma Joy. Pero la tecnología también puede ser una gran aliada. “La app más productiva que tienes en el teléfono es la opción de modo avión. Si tienes que completar una tarea enorme, actívalo para no distraerte. También puedes crear zonas libres de dispositivos en tu casa, para concentrarte mejor”. Joy también es gran defensora de los recordatorios y las alarmas del móvil, como herramientas para evitar la procrastinación. “Crea recordatorios para todas las pequeñas tareas que tengas que hacer, como poner el lavavajillas o pedir cita con el médico. Si las guardas en el teléfono, puedes cerrar esa pestaña en tu cerebro”.
Consejo mindful para ahorrar energía: Intenta planificar las tareas para mañana al inicio del día y decide qué harás en cada momento, teniendo en cuenta tus niveles de energía. Por ejemplo, si funcionas mejor por las mañanas, haz primero las tareas más pesadas. Antes de dormir, dedica unos instantes a reflexionar sobre si esta planificación te ha ayudado y si has logrado hacer más cosas de lo habitual.
Cómo dejar de compararte con los demás
No hay nadie en este mundo que no se haya comparado con otra persona en algún momento, ya sea por la casa que tienen, su pareja o la vida que aparentemente llevan. Pero, igual que pasa con la procrastinación y con darle vueltas a las cosas, Joy dice que es importante saber que es algo natural. “Compararnos es un instinto animal básico. Lo hacíamos cuando necesitábamos saber en qué lugar de la manada nos encontrábamos. Nos ha ayudado a sobrevivir y a protegernos”. Pero en el mundo moderno hay una línea muy fina entre una dosis sana de comparación y una obsesión. “Si ves que hay cosas sobre las que no dejas de compararte con otros, entonces dale la vuelta al espejo, estudia ese aspecto de tu vida y pregúntate si estás feliz y satisfecho. No puedes controlar lo que hacen otras personas, pero sí que puedes preguntarte qué está bajo tu control”.
Como mucha de esa necesidad de compararnos surge de las redes sociales, pueden ser un buen punto desde el que empezar a reducir esa tendencia. “Recuerda que tú eres quien tiene el control de tu teléfono, así que reflexiona y dale una vuelta a tus redes sociales. Elimina todo lo que no te sirva, lo que te haga sentir mal o lo que desencadene la necesidad de compararte de manera negativa, tanto si requiere dejar de seguir como silenciar o bloquear a alguien. Luego piensa en lo que te gustaría ver y lo que te haría sentirte bien y búscalo para que el algoritmo haga su magia”.
Puede que necesites algo parecido en tus relaciones en el mundo real. “Si hay alguien en tu vida con quien no dejas de compararte hasta el punto de convertirse en una competición, reflexiona sobre si las cosas malas que te aporta pesan más que las buenas. Pregúntate si esa relación te aporta cosas positivas y, si no es así, deja de malgastar ahí tu energía”.
Consejo mindful para ahorrar energía: Después de un rato en redes sociales, califica cómo te sientes en una escala del 1 (mal) al 10 (muy feliz). Ahora elimina las cuentas que desencadenen comparaciones poco sanas. Espera una semana y vuelve a darte una calificación después de pasar un rato en las redes sociales, para ver si has mejorado.
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