Los vietnamitas llevan siglos quemando incienso para designar ocasiones y ceremonias importantes, y como una manera más de rezar y recordar a sus antepasados.
En Vietnam, al igual que ocurre en otros muchos lugares del mundo, quemar incienso es un gesto cultural y religioso ancestral. Cargada de simbolismo, la acción de quemar incienso se identifica a menudo con la imagen de una oración que sube al cielo en forma de humo fragante. El humo del incienso se convierte, por tanto, en un puente entre lo material y lo espiritual. Los vietnamitas llevan siglos quemando incienso para designar ocasiones y ceremonias importantes, y como una manera más de rezar y recordar a sus antepasados.
HECHO CON EL CORAZÓN
Cada año, el pueblo de Quang Phu Cau, cerca de Hanói, se tiñe de una sombra bermeja a medida que se va acercando la fiesta de Tet, el año nuevo lunar. Durante esta celebración, los vietnamitas ofrecen miles de barritas de incienso tanto en los templos budistas del país como en los altares de los hogares. Muchos de ellos han sido fabricados en Quang Phu Cau.Se dice que las personas que fabrican estas barritas de incienso lo hacen “con el corazón”, refiriéndose a su labor como una acción espiritual, más que material, a través de un proceso tradicional que lleva realizándose en este pequeño pueblo desde que tienen memoria.Siguiendo una técnica que “separa la base de la barrita de incienso”, la corteza de bambú se recorta, se empapa, se pela y se divide por la mitad hasta que la barrita mide menos de 3 mm cuadrados. A continuación, las barritas se mojan y secan bajo el sol para que quemen más fácilmente. Luego se tiñe la base de las barritas de color rosa para hacerlas más llamativas a la vista, y se vuelve a secar al sol. Una vez secas, se cubren con una capa de pasta de incienso hecha a base de polvo de corteza del árbol “o duoc” (parecido al árbol de la canela) y un polvo aromático de madera de agar, yarri y canela. Se envuelve las barritas en esta pasta hasta cubrirlas por completo y se secan por última vez.
LA FRAGANCIA DE UNA MENTE PURA
La ofrenda de incienso en los altares es una práctica universal que se repite en casi todas las tradiciones espirituales alrededor del mundo. El incienso tiene como función básica purificar el espacio y crear un ambiente espiritual. Para los budistas vietnamitas, el hecho de quemar incienso tiene además diferentes significados simbólicos. Así, para ellos, quemar tres barritas simboliza los Tres Tesoros: Buda, Dharma y Sangha. Cuando quemamos incienso y este desprende su aroma, estamos simbolizando la necesidad de quemar nuestras cualidades negativas para revelar el verdadero yo. De origen natural, la fragancia del incienso inspira el desarrollo de una mente pura. Su aroma se expande en el espacio, al igual que una buena acción beneficia al mundo entero. El hecho de que el incienso se vaya disolviendo en el aire nos recuerda la naturaleza efímera de nuestra existencia.