Hay mil cosas que pueden afectarnos emocionalmente. Pueden ser internas, como una ruptura que nos hace pensar que nadie nos va a querer nunca o una difícil relación con nuestros padres. O pueden ser externas: que nos adelanten en la autovía puede hacer aflorar el trauma derivado de un accidente de tráfico.
Para otras personas, los aniversarios pueden ser también un momento difícil. El día en que falleció nuestro padre, por ejemplo, cuando un comentario casual desencadena sentimientos de pérdida o remordimiento. O esos eventos inevitables, como las Navidades o el Día de la Madre, que pueden resultar en toda una serie de complejas emociones. Duelo si nuestra madre ha fallecido, soledad si no tienes a nadie a quien comprar regalos, tristeza si quieres hijos pero no los tienes…
Una mayor conciencia sobre este impacto emocional ha llevado a muchas marcas, incluida Rituals, a hacer posible que los clientes puedan excluirse de los mensajes relacionados con momentos como el Día de la Madre, si no quieren recordarlos. Pero es difícil evitar por completo todo lo que nos afecta y sus consecuencias, como nos comenta Navit Schechter, terapeuta TCC y fundadora de Conscious & Calm.
“Cuando nos topamos con algo que nos afecta profundamente, se activa nuestro activo de luchar o huir, causando ansiedad, depresión, tristeza, enfado, estrés o una sensación de agobio. Puedes notar temblores, el corazón se acelera, no eres capaz de pensar de manera racional o tomar decisiones”.
Aún así, es posible alcanzar una mayor sensación de calma durante estos momentos difíciles, reflexionando sobre las emociones que sientes y demostrando compasión por tus reacciones. Te explicamos cómo lograrlo:
Dale un empujón a tu resistencia
“Si sabes que se acerca un momento complicado, por ejemplo, San Valentín, cuida especialmente tu salud mental, tu bienestar personal y los autocuidados”, explica Navit. “Si efectivamente algo te altera, tendrás los recursos necesarios para gestionarlo”.
Se trata de hacer cosas que reduzcan los niveles de estrés, como hacer ejercicio regularmente (sí, caminar también cuenta), dormir lo suficiente, reducir el tiempo delante de las pantallas o practicar mindfulness, por nombrar algunas.
Puede parecer evidente, pero no debes subestimar el poder de estos sencillos hábitos para mejorar tu estado mental y lograr una mayor sensación de calma.
¿Y cuando llega ese día tan temido? “Haz algo que te guste y te aporte serenidad”, recomienda Navit.
Reflexiona sobre todas tus emociones
En un mundo donde se nos anima a mantener la calma y seguir adelante, es normal que tendamos a enterrar nuestras emociones. Pero al final, acaban saliendo a la luz.
Por eso es fundamental que nos demos un tiempo para reflexionar sobre los sentimientos, tanto positivos como negativos. Negar lo negativo supone más dolor a largo plazo.
“Suprimir las emociones difíciles te obliga a lidiar con el trauma y, además, con el dolor de la falta de todo el apoyo que no te das”, explica Navit.
“Si no dejas salir esas emociones, podrían manifestarse físicamente con una mala salud, estrés o tensiones”.
¿Necesitas más pruebas? La comunidad científica ha descubierto que aceptar las emociones negativas refuerza la salud mental y te ayuda a lidiar mejor con las sensaciones o situaciones de estrés.
Practica la compasión hacia ti mismo. En todo momento
La compasión hacia uno mismo es lo más importante de cara a superar las emociones difíciles.
“Debes reconocer cómo te sientes y encontrar la manera de acompañarte”, recomienda Navit.
Lo que funciona para cada persona es distinto, pero estos son algunos ejemplos: Permítete llorar. Cuida tu cuerpo, comiendo algo nutritivo, tumbándote un rato o haciendo un poco de yoga suave. Háblate con compasión, pensando en las cosas amables y cariñosas que le dirías a un amigo. Escribe cómo te sientes. Llama a un amigo. Busca ayuda profesional para procesar los traumas pasados.
Navit también recomienda preguntarnos cómo estamos a lo largo del día.
“Pon una alarma en distintos momentos del día y para durante unos minutos. Conecta con la manera en que te sientes ahora mismo. Si notas estrés o ansiedad, haz cosas que te calmen”.
Y respira…
Cuando estamos ansiosos, respiramos de manera poco profunda. Navit nos recomienda hacer ejercicios de respiración durante unos minutos al día, especialmente en momentos complicados.
“Ponte cómodo, respira de manera profunda y lenta por la nariz y cuenta hasta cuatro, hasta que se te llene la barriga. Suelta el aire entre los labios mientras cuentas hasta seis. Cuando exhalas, relaja los hombros y los músculos del rostro”.
Esta respiración prolongada indica al cerebro que no necesitamos estar en modo “luchar o huir” y nos ayuda a relajarnos.
Por último, Navit nos anima a recordar esto siempre: “No podemos cambiar el pasado, pero sí la manera de reaccionar a las cosas que nos afectan especialmente. Sentir agobio y malestar en esas situaciones no es inevitable”.