La gente lleva siglos quemando incienso para designar ocasiones y ceremonias importantes, y como una manera más de rezar y recordar a sus antepasados. El uso más antiguo de incienso del que tenemos constancia se remonta al año 2000 a. C. en China, pero los arqueólogos han desenterrado quemadores de incienso de los antiguos egipcios del año 7 a. C. Podemos decir que las civilizaciones saben desde hace mucho que el olor tiene un gran poder. Tiene la capacidad de evocar todo tipo de emociones positivas y con frecuencia se ha relacionado con muchos beneficios para la salud. La combinación de meditación y aromaterapia es también una forma de sobra conocida para potenciar los efectos de la meditación. Pero ¿podemos decir lo mismo del incienso?
La historia del incienso
La palabra “incienso” deriva del término latino para "quemar". El incienso se lleva utilizando siglos en todo el mundo, asociado durante mucho tiempo con las prácticas religiosas y la meditación, e incluso con los samuráis del siglo XIV. Estos creían que perfumar sus cascos antes de la batalla produciría un aura de invencibilidad. Desafortunadamente, aunque la historia nos muestra lo poderosos que eran los samuráis, no podemos respaldar científicamente ese vínculo que establecían entre incienso e invencibilidad.
El verdadero incienso (oliban, Boswellia sacra u oud) proviene de la resina de árboles que se encuentran en África, Oriente Medio e India. Se comercializaba en todo el mundo a través de la Ruta comercial del incienso, una red de rutas comerciales terrestres y marítimas que unían el Mediterráneo con el Levante y Egipto a través del noreste de África y Arabia hasta la India.
Normalmente elaborado con ingredientes de origen vegetal, aromáticos biológicos y una variedad de resinas, cortezas, semillas, raíces y flores, el incienso se usa para ambientar, en terapia, para ahuyentar a los demonios y como ofrenda a los dioses. Las clases altas y medias de Japón también crearon el arte "elevado" de apreciar el incienso de manera ceremonial en los siglos XV y XVI, conocido como el arte de Kōdō.
Los líderes religiosos sostienen desde hace milenios que quemar incienso es bueno para el alma. Ahora, los biólogos han descubierto que también es bueno para nuestro cerebro
La ciencia del incienso
A través de la experimentación, los científicos han descubierto un compuesto activo en el incienso conocido como acetato de incensole, que tiene un doble efecto: es antiinflamatorio y mejora el estado de ánimo de manera significativa. También se ha demostrado que el aroma puede tener un efecto meditativo y calmante en la mente. La lavanda es quizá el aroma relajante más potente: los estudios demuestran que puede ayudar a combatir el insomnio leve, reducir la ansiedad y paliar ciertos tipos de depresión. Por eso, su uso en meditación puede ofrecerte sesiones más eficientes.
Los poderes aromáticos del incienso
Originalmente un rito sagrado, el incienso también se ha asociado con beneficios terapéuticos como purificar el hogar, proporcionar energía o ayudar a calmarse, por lo que es la herramienta perfecta para mejorar tus sesiones de meditación. Los aromas pueden estimular la relajación, ayudar a dormir y aumentar la concentración, la creatividad y la motivación. Cuando se usa en meditación, algunas personas notan que el humo ayuda a inducir un estado mental relajante. Para otras es mejor quemar el incienso lejos de la cara o antes de empezar la sesión, para preparar la habitación con un aroma relajante, calmante o estimulante.
- Está demostrado que la lavanda ralentiza el sistema nervioso simpático, también conocido como centro de estrés. Al olerlo, el cuerpo y el cerebro entran en un modo de relajación. Prueba nuestro difusor de aroma para dormir mejor con fragancia de lavanda?
- Además de la lavanda, el vetiver y la manzanilla también son conocidos por ayudar a mejorar la calidad del descanso nocturno.
- El romero ayuda a reducir el estrés y la ansiedad.
- El sándalo es una fragancia relajante que ayuda a eliminar la tensión y simboliza la estimulación de la conciencia.
- Se sabe que la canela ayuda a potenciar la concentración.
- El ylang-ylang estimula la creatividad.
- El loto ayuda a profundizar la atención y afinar los sentidos.
- El cedro o el pino son conocidos por ayudar con la depresión o la tristeza gracias a su estimulante fragancia amaderada.
- El jazmín tiene una fragancia relajante que puede ayudar a despejar la mente, mejorar el estado de ánimo y eliminar los pensamientos estresantes.
- El ámbar, con su efecto relajante y calmante, ayuda a aliviar del estrés.
- El potente aroma a eucalipto es conocido por afinar los sentidos y proporcionar un sentido de alerta. Si te rodeas de este aroma al meditar, terminarás la sesión concentrada y con una sensación de determinación, preparada para afrontar cualquier proyecto.