En Japón, la floración del cerezo marca el inicio de una época llena de esperanza. La tradicional temporada de hanami suele producirse durante marzo y abril, una buena cantidad de tiempo para disfrutar de las flores del cerezo. Pero, en realidad, como ocurre con la vida, las flores son frágiles, preciosas y fugaces, y duran solo un par de semanas. La belleza de la flor y su fugacidad nos recuerda que la vida es corta, que se debe disfrutar al máximo y que debemos admirar la belleza que nos rodea, tanto en los momentos más pequeños como en los grandes.
Dedica unos momentos a esta meditación de flores. No solo te ayudará a relajarte, también te inspirará a aprovechar la alegría de la primavera y a dar gracias por la belleza que encuentras en la vida.