Por qué las vacaciones nos hacen estar tan felices

Tu compañera de mesa vuelve de un viaje de dos semanas por el sur de Italia, bronceada, bien alimentada y deseando contarte cada detalle. Mientras tanto, tú estás revisando los vuelos y leyendo blogs sobre los mejores lugares para disfrutar de la cultura y la cocina local de Vietnam. ¿Quién crees que es más feliz en este momento en concreto? La ciencia dice que en realidad eres tú. 

 

No sabemos si te habrá sorprendido. Cualquiera diría que la persona que ya ha podido dedicar sus vacaciones a relajarse diariamente sería la más feliz, tal vez seguida por la que aún tiene frescos los recuerdos de su reciente viaje y no puede dejar de compartirlos. Sin embargo, según los investigadores, tu índice de felicidad sería realmente más alto debido al impulso psicológico que viene con la anticipación de un gran acontecimiento en nuestra vida, como puede ser un viaje.

 

Ni el viaje en sí, ni la memoria, sino la preparación.

En un estudio publicado en la revista Applied Research in Quality of Life, investigadores de los Países Bajos estudiaron los niveles de felicidad de 1.530 adultos -974 estaban en el grupo experimental y 556 en el grupo de control- para determinar si las personas que habían disfrutado de vacaciones dentro de un periodo de 32 semanas eran más felices que aquellos que no las tenían. Lo que encontraron fue completamente inesperado: los más altos niveles de felicidad reportados por todos llegaban durante las ocho semanas antes de irse, lo que significa que los participantes experimentaron más placer mientras planeaban sus vacaciones que durante o después de ella.

 

Como profesor de investigación de turismo en la Universidad de Breda Jeroen Nawijn explicó a  The New York Times, "Las vacaciones hacen feliz a la gente. Pero encontramos que las personas que están preparando su viajes de vacaciones muestran signos de mayor felicidad.”

 

Volver a la rutina diaria

Esto puede generar momentos de decaimiento para algunos, pero cuando compararon el grupo experimental con el grupo de control que se quedó en casa, no hubo diferencias significativas en los niveles de felicidad después de que la gente que de vacaciones estuvieran en casa durante dos semanas. De hecho, algunos indicaron ser más infelices que sus homólogos que no habían ido de vacaciones, debido a aspectos como regresar a sus puestos de trabajo y estar estresados con la carga de trabajo que se les había acumulado. A otros las vacaciones les había hecho infelices, por culpa de peleas con su compañero de viaje o por haberse puesto enfermos.

 

Dividir las vacaciones en dos

Ahora no pienses que es mejor quedarte en casa. Lo que aconseja Nawijn es: "La lección práctica es que obtienes la mayor parte de tu felicidad preparando el viaje de vacaciones. Por eso podemos intentar aumentar eso haciendo más viajes por año. Si tienes cuatro semanas de vacaciones puedes dividirlas y tener dos veces al años dos semanas de vacaciones".

 

Es normal que te sigan gustando los días de no hacer nada

Aunque está científicamente probado que la preparación de unas vacaciones nos hace más felices, no quiere decir que las vacaciones en sí -sin ir de viaje- no nos hagan felices. Según un artículo publicado en el sitio web Psychology Today, la razón por la que nos gustan las vacaciones es porque siente bien ser improductivo por un tiempo, y simplemente vivir el momento presente. Planificar tu viaje sigue siendo productivo, pero una vez que estás en el destino elegido, todo se desploma un poco, "todo lo que tienes que lograr es escuchar las olas o conseguir ver la puesta de sol sobre las colinas al final del día".

 

Entonces, ¿qué puedes sacar de todo esto? Si acabas de volver de vacaciones, no esperes a que el subidón desvanezca. Abre el portátil y empieza a planear el siguiente.

 

Si tienes la suerte de estar leyéndonos desde la playa en algún remoto lugar, haz una pausa, dedícate un momento y simplemente disfruta.