A veces, cuando probamos algo nuevo, nos invade la maravillosa sensación de volver a la despreocupación de la que disfrutan los niños. Los niños suelen ser honestos, inocentes y una fuente constante de amor. Son curiosos por naturaleza y hacen preguntas, les sorprenden objetos y experiencias que nosotros, como adultos, vemos normales desde hace mucho tiempo. He creado esta sesión para centrarnos en cultivar la alegría y la curiosidad con la ayuda de tu niño interior. Vamos a adoptar temporalmente una mentalidad infantil para cargar las pilas.
Durante esta divertida sesión, te mostraré algunas opciones para que puedas improvisar un poco con mi ayuda. Te animo a que explores la libertad de movimiento y juegues con algunos ejercicios de equilibrio de brazos, accesibles para todos los niveles (desde el cuervo bebé hasta la pose de cuervo más difícil). La sensación de asombro que notamos al pensar y juzgar menos es algo que se suele perder en la edad adulta. Con eso en mente, establece un objetivo para esta sesión, juega sin pensarlo demasiado y deja que la emoción tome las riendas. Terminaremos con una breve meditación para sonreír y llenarnos el corazón de alegría.