¿Todo listo para afrontar 2024 de manera inteligente y sostenible? Te damos consejos infalibles para lograrlo.
Entre tantos días de frío y oscuridad, el nuevo año parece un faro de esperanza lleno de hábitos positivos. Puede que no sea tu gran propósito para 2024, pero seguro que tú también te has planteado cómo ayudar un poco más al planeta.
Aunque a veces dudamos de que nuestros pequeños gestos tengan una gran repercusión, todo ayuda en la lucha para parar el cambio climático. ¿No te convence? Según un informe de mayo del año pasado de la Comisión Europea, la UE ha producido por primera vez más electricidad procedente del sol que de los combustibles fósiles. El año pasado también fuimos testigos de un 2,9 % menos de emisiones de gases de efecto invernadero en el primer trimestre, en comparación con 2022, y desde 1990 hemos reducido esas emisiones en un 32,5 %. Es un dato muy positivo, pero tenemos que seguir progresando. Teniendo en cuenta que el objetivo es reducir las emisiones en al menos un 55 % para 2030, aún nos queda mucho camino por recorrer. ¿Cómo podemos ayudar a potenciar estos pasos hacia delante en 2024? Aquí tienes algunas ideas…
Usa la cabeza online
Puede que te sorprenda (porque parece que no hace tanto nos recomendaron pasarnos a lo digital en el trabajo y evitar usar papel), pero según Clean Fox, almacenar un email supone la emisión de 10 g de CO2 al año (lo mismo que una bolsa de plástico). Un informe del Financial Times indicó también que si cada ciudadano del Reino Unido evitara enviar un email en el que simplemente da las gracias por algo, ahorraríamos 16 433 toneladas de carbono al año (el equivalente a decenas de miles de vuelos a Europa). Por eso este es nuestro primer consejo: haz una buena limpieza en tu bandeja de entrada y plantéate si de verdad tienes que mandar todos esos emails. Incluso si ya has pagado por un uso ilimitado de datos en tu teléfono, evita la idea de tener que sacar todo el provecho a ese dinero. Según un informe, compartir datos en 4G requiere cuatro veces más de energía que usar una red wifi, así que opta por esto último siempre que sea posible.
No tires nada de comida
Según un nuevo estudio, un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global son fruto del sistema mundial de alimentación. Y la mitad de ellas se deben a la comida que se desperdicia. “¿Cuántas veces has dejado que una verdura se te pusiera mustia en el cajón de la nevera?” se pregunta la chef de Gousto Sophie Nahmad. Puede que pienses que esas verduras tristes ya no tienen más que aportar, pero la realidad es muy distinta. Sophie nos ofrece algunos consejos para traerlas de vuelta a la vida.
“Puedes cortar la parte inferior de las zanahorias mustias y colocarlas de pie en un vaso de agua fría hasta que adquieran de nuevo una textura firme”. Puedes seguir el mismo procedimiento con verduras como el brócoli y la lechuga. Si siempre has soñado con comerte hasta la última miga de la cuña de parmesano, estás de suerte. “La próxima vez que hagas una sopa, pon una cáscara de parmesano encima y mira cómo se derrite. Queda especialmente deliciosa con una sopa de cebolla a la francesa”, recomienda Sophie.
Otro ejemplo: has comprado un montón de comida y temes no poder consumirla toda esta semana. La clave es actuar rápido. “¡No dejes que nada se ponga malo!” indica Sophie. “Puedes guardar algunas verduras y hierbas en el congelador, para la próxima vez que las necesites. Para escaldarlas, solo tienes que meterlas en agua hirviendo durante unos minutos y luego echarlas enseguida en agua fría. Una vez frías, elimina el agua que sobre y mételas en una bolsa de congelar. Es un método estupendo para verduras como las judías, los espárragos y el brócoli”.
“Las hierbas más resistentes, como el orégano y el romero, también se pueden congelar. Solo tienes que cortarlas, colocarlas en una fila sobre una bandeja de horno y meterlas en el congelador. Una vez congeladas, durarán hasta seis meses. Mi truco con las hierbas es cortarlas y congelarlas en las bandejas para cubitos de hielo con un poco de aceite o mantequilla fundida. Así, al cocinar, puedes echar los cubitos en la sartén directamente”.
Compra menos y mejor
Seguro que esto ya lo has oído antes, pero debería ser la regla de oro para este año. “En nuestra sociedad, es muy fácil dejarse llevar por las microtendencias que se ponen de moda en las redes sociales”, afirma la influencer de sostenibilidad Monika Poppy. “Lo que he descubierto es que ahorro dinero y compro menos de manera impulsiva si tengo claro mi estilo. Piensa en dos palabras que definirían tu estilo básico y adapta tu armario y tus compras a esos conceptos. Así, cuando veas una microtendencia puedes evaluar al instante si se adapta a tu estética y si de verdad le sacarías provecho”. Esto no se aplica solo a la moda, también a cualquier otro aspecto de las compras minoristas. Desde un nuevo sofá hasta una nueva sartén, busca algo resistente y atemporal (o mejor, si es posible, de segunda mano).
Reutilizar, reutilizar y reutilizar
Esto es más divertido en compañía. Desde vaqueros que ya no nos valen hasta cosas que no te vas a comer, hay infinidad de apps que te ayudan a deshacerte de lo que ya no quieres. ¿Por qué no creas un grupo de WhatsApp con tus vecinos? Si te vas a ir de vacaciones y no te va a dar tiempo a comerte todos esos huevos, puedes dárselos a alguien.
Este año plantéate qué podrías hacer con cada cosa que piensas tirar. Pega una nota sobre la basura con la frase “¿Se podría reutilizar?”. Te damos algunas ideas para inspirarte:
Bolsas de cereales – Puedes usarlas en vez del film de plástico, para envolver un sándwich o hacerles un agujero y usarlas como manga pastelera.
Camisetas de algodón – Córtalas en cuadrados pequeños y reúsalas como discos desmaquillantes. Puedes lavarlos y seguir reutilizándolos durante mucho tiempo.
Calcetines viejos – Corta los bordes y cose un lado. Llénalo de arroz y cose el otro lado (debe quedar con forma cuadrada). Puedes meterlos en el microondas y usarlos para calentarte las manos en invierno.
Velas usadas – Elimina los restos de cera y reutilízalas como maceta o para guardar pinceles de maquillaje, utensilios o lápices.
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